Orizaba, Ver.- En la región de las Altas Montañas, los taxistas afrontan la competencia de vehículos particulares, camionetas, autos compactos y mototaxis que prestan el servicio de transporte público, que sin apegarse a los requisitos que exige la ley de transporte, crece cada día más declara Jairo Guarneros Sosa, representante del gremio.
Menciona que esta competencia es mayor a la que pudiera representar las plataformas digitales. Ejemplo de ello es que en Tehuipango se sabe que hay 17 taxis autorizados, que además de haber pagado a finanzas del estado los derechos de esa concesión, deben contar con una licencia de conductor Tipo A, que es la que tiene mayor costo económico.
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Y para obtenerla están obligados a pagar un curso, adquirir una póliza de responsabilidad mínima de daños a terceros y tener un vehículo que esté dentro del rango de antigüedad señalado por la Ley de Transporte; aparte de pagar su rotulación.
Aparte de esos 17 taxis autorizados, hay 40 autos y camionetas particulares que dan exactamente el mismo servicio que los taxis, pero sin la obligatoriedad que deben cumplir los 17 reconocidos por Transporte Público.
¿En qué municipios existe competencia desleal para los taxistas de las Altas Montañas?
Esa misma situación está presente en el resto de los municipios que conforman la Sierra de Zongolica y en las comunidades del Municipio de La Perla.
Otra de las competencias que afrontan en otros puntos de la región son los conocidos como mototaxis, que también brindan el servicio de transporte público. Esta, dijo es una modalidad que no existe en la Ley de Transporte, por lo que tampoco están obligados a observar los requisitos y obligaciones que se deben cumplir para prestar el servicio de transporte público.
Señala que muchas de ellas son conducidas por menores de edad, cuando en contraparte, para manejar un taxi se debe tener un mínimo de 21 años.
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Recuerda que este servicio comenzó con uno o dos mototaxis, pero con el paso del tiempo se incrementaron a más de 300 unidades. “En unos municipios rebasan fácilmente las 100 y cada vez se nota más su presencia más lejos de donde iniciaron sus actividades.
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Esta modalidad, que insiste no existe, junto con camionetas y autos particulares prestan el mismo servicio que los taxis autorizados por Transporte Público y obligan a estos a buscar otras opciones para dar su servicio y obtener los recursos, tanto para tratar de dar mantenimiento a su unidad como para cumplir con las obligaciones como concesionarios y para mantener a su familia.
Estas opciones, como hacer colectivos y prestar el servicio en una localidad diferente a la que señala la concesión tampoco son permitidas por el estado y su Ley de Transporte, porque impactan también a los autobuses autorizados y les generan un problema financiero importante, que se traduce en dificultades para ofrecer a los pocos usuarios que aún tienen, autobuses en buen estado.
