/ sábado 19 de junio de 2021

Secretos de las cuevas, amenazados por los humanos

Hay aproximadamente en el país 10 mil cuevas; 10% de las cuevas son las que a penas de conocen

Cuando pensamos en cuevas nos imaginamos un lugar oscuro y frío, donde no hay más vida que la presencia silenciosa de algunos murciélagos suspendidos en lo alto. Sin embargo, en las cavernas existe una amplia gama de organismos vivos que han sabido adaptarse a condiciones extremas y cuyo delicado equilibrio es fundamental para su conservación.

Sergio Albino Miranda, biólogo e investigador de la Red de Biología y Conservación de Invertebrados del Inecol, nos dice que los sistemas cavernarios son incubadoras de vida y son un fuerte indicador de cuán sano es el medio ambiente en el exterior.

Se observa al M. en C. Sergio Albino Miranda realizando su trabajo de investigación con un murciélago de la especie Myotis velifer. Dentro de la Cueva El Salitre, Morelos / Foto: Cortesía | Edna V. Díaz Ortiz

En México existen al menos 10 mil cuevas, de las cuales a penas se conoce un 10% y sólo de manera parcial, pues se siguen investigando y descubriendo las formas de vida que en ellas coexisten.

“Las cuevas son lugares sorprendentes, cuando entramos a ellas nos damos cuenta de lo limitados que somos como especie humana; son espacios totalmente oscuros, el oxígeno es reducido, hay muchos gases; las temperaturas son extremas, algunas sobrepasan los 40 grados centígrados y la humedad es intensa. Nos cuesta trabajo pensar que hay vida en esos ambientes tan extremos para nosotros; sin embargo, las cuevas albergan una gran biodiversidad que no conocemos”, explica el biólogo.

Agrega que la mayoría de las especies que habitan en las cuevas están adaptadas a ese ambiente de mucho amonio, poco oxígeno, luz nula, etcétera: “no podrían salir al exterior, y esas especies van desde pequeños hongos hasta parásitos, invertebrados, arácnidos y vertebrados, que son aproximadamente el 10% de la fauna cavernícola”.

TODOS DEPENDEN DE TODOS

El experto en sistemas cavernarios y murciélagos indica que los vertebrados son fundamentales para que los organismos que están dentro de las cuevas puedan alimentarse, esto porque son los que pueden entrar y salir.

“Es el caso de los murciélagos, son lo que van a llevar la materia orgánica para que los demás puedan sobrevivir; lo que ellos consumen en el exterior lo defecan en el interior convirtiéndose en guano, que es de donde van a tomar los nutrientes que necesitan”, señala Albino Miranda.

Colonia de murciélago magueyero menor Leptonycteris yerbabuenae, al interior de la Cueva de la Cucaracha, Buenavista, Veracruz. / Foto: Cortesía | Karla Paola Borges

Sin embargo, no sólo los murciélagos son proveedores, en las cuevas también habitan roedores y serpientes; también dependen de la vida cavernaria algunos otros animales que son “visitantes regulares”, como las aves rapaces, cacomixtles, zorras y coyotes, quienes cazan a los murciélagos.

“Hay estudios que indican que si una cueva está saludable, no está alterada, en el exterior se va a ver reflejado, pues va a ser un ambiente heterogéneo, con gran diversidad de plantas; también gracias a los murciélagos los cultivos que están cercanos se ven beneficiados porque los mantienen sin plagas”, indica el investigador.

EVITAR EL DAÑO

Explica que por desconocimiento la vida en las cuevas se ve amenazada y el principal problema es el impacto humano.

Muestra el momento en que emerge de la Cueva El Salitre, Morelos una hembra y su cría de la especie Myotis velifer / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

“Por ejemplo el guano es importante como fertilizante, entonces van y lo extraen, pero sin hacer un estudio de cuánto puedes aprovechar, sino que lo sacan todo y dejan sin materia orgánica a quienes viven dentro”.

Aunque por el simple hecho de que forman parte de la vida en el planeta merecen respeto y cuidado, el investigador indica que los sistemas cavernarios son útiles al ser humano si se hace un adecuado uso de ellos; ejemplificó que muchas cuevas son usadas para el turismo, tal como ocurre con los cenotes o las grutas; y en cuanto al guano es necesario realizar estudios de factibilidad para saber cuánto se puede sacar sin perturbar el medio interior e incluso, apunta, saber qué tipo de guano es el que mejor sirve como fertilizante.

“Nosotros creemos que las cuevas son ajenas a nosotros y que lo que pasa ahí no tiene importancia, pero la realidad y la historia dicen lo contrario, porque a nivel cultural hay muchos rituales prehispánicos y mitos que le dan un significado; por ejemplo, para los mayas las cuevas eran un portal al inframundo y así de ese tipo hay mucho que se puede revisar”, especifica el investigador.

Finalmente da a conocer que 2021 fue declarado el Año Internacional de las Cuevas y el Karts, por lo que a nivel mundial especialistas realizarán actividades con el fin de divulgar la importancia de los sistemas cavernarios.

Se observa el paisaje exterior a la Cueva de Campo Santo, Buenavista, Veracruz / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

Aconseja a todos aquellos que hagan senderismo o espeleología a intervenir lo menos posible cuando entren a las cuevas, pues la simple luz de la lámpara o el caminar por superficies donde no se ve, puede acarrear una perturbación.

Se observa un amblipigio, pertenece a un grupo de arácnidos característico de los ecosistemas subterráneos / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

Cuando pensamos en cuevas nos imaginamos un lugar oscuro y frío, donde no hay más vida que la presencia silenciosa de algunos murciélagos suspendidos en lo alto. Sin embargo, en las cavernas existe una amplia gama de organismos vivos que han sabido adaptarse a condiciones extremas y cuyo delicado equilibrio es fundamental para su conservación.

Sergio Albino Miranda, biólogo e investigador de la Red de Biología y Conservación de Invertebrados del Inecol, nos dice que los sistemas cavernarios son incubadoras de vida y son un fuerte indicador de cuán sano es el medio ambiente en el exterior.

Se observa al M. en C. Sergio Albino Miranda realizando su trabajo de investigación con un murciélago de la especie Myotis velifer. Dentro de la Cueva El Salitre, Morelos / Foto: Cortesía | Edna V. Díaz Ortiz

En México existen al menos 10 mil cuevas, de las cuales a penas se conoce un 10% y sólo de manera parcial, pues se siguen investigando y descubriendo las formas de vida que en ellas coexisten.

“Las cuevas son lugares sorprendentes, cuando entramos a ellas nos damos cuenta de lo limitados que somos como especie humana; son espacios totalmente oscuros, el oxígeno es reducido, hay muchos gases; las temperaturas son extremas, algunas sobrepasan los 40 grados centígrados y la humedad es intensa. Nos cuesta trabajo pensar que hay vida en esos ambientes tan extremos para nosotros; sin embargo, las cuevas albergan una gran biodiversidad que no conocemos”, explica el biólogo.

Agrega que la mayoría de las especies que habitan en las cuevas están adaptadas a ese ambiente de mucho amonio, poco oxígeno, luz nula, etcétera: “no podrían salir al exterior, y esas especies van desde pequeños hongos hasta parásitos, invertebrados, arácnidos y vertebrados, que son aproximadamente el 10% de la fauna cavernícola”.

TODOS DEPENDEN DE TODOS

El experto en sistemas cavernarios y murciélagos indica que los vertebrados son fundamentales para que los organismos que están dentro de las cuevas puedan alimentarse, esto porque son los que pueden entrar y salir.

“Es el caso de los murciélagos, son lo que van a llevar la materia orgánica para que los demás puedan sobrevivir; lo que ellos consumen en el exterior lo defecan en el interior convirtiéndose en guano, que es de donde van a tomar los nutrientes que necesitan”, señala Albino Miranda.

Colonia de murciélago magueyero menor Leptonycteris yerbabuenae, al interior de la Cueva de la Cucaracha, Buenavista, Veracruz. / Foto: Cortesía | Karla Paola Borges

Sin embargo, no sólo los murciélagos son proveedores, en las cuevas también habitan roedores y serpientes; también dependen de la vida cavernaria algunos otros animales que son “visitantes regulares”, como las aves rapaces, cacomixtles, zorras y coyotes, quienes cazan a los murciélagos.

“Hay estudios que indican que si una cueva está saludable, no está alterada, en el exterior se va a ver reflejado, pues va a ser un ambiente heterogéneo, con gran diversidad de plantas; también gracias a los murciélagos los cultivos que están cercanos se ven beneficiados porque los mantienen sin plagas”, indica el investigador.

EVITAR EL DAÑO

Explica que por desconocimiento la vida en las cuevas se ve amenazada y el principal problema es el impacto humano.

Muestra el momento en que emerge de la Cueva El Salitre, Morelos una hembra y su cría de la especie Myotis velifer / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

“Por ejemplo el guano es importante como fertilizante, entonces van y lo extraen, pero sin hacer un estudio de cuánto puedes aprovechar, sino que lo sacan todo y dejan sin materia orgánica a quienes viven dentro”.

Aunque por el simple hecho de que forman parte de la vida en el planeta merecen respeto y cuidado, el investigador indica que los sistemas cavernarios son útiles al ser humano si se hace un adecuado uso de ellos; ejemplificó que muchas cuevas son usadas para el turismo, tal como ocurre con los cenotes o las grutas; y en cuanto al guano es necesario realizar estudios de factibilidad para saber cuánto se puede sacar sin perturbar el medio interior e incluso, apunta, saber qué tipo de guano es el que mejor sirve como fertilizante.

“Nosotros creemos que las cuevas son ajenas a nosotros y que lo que pasa ahí no tiene importancia, pero la realidad y la historia dicen lo contrario, porque a nivel cultural hay muchos rituales prehispánicos y mitos que le dan un significado; por ejemplo, para los mayas las cuevas eran un portal al inframundo y así de ese tipo hay mucho que se puede revisar”, especifica el investigador.

Finalmente da a conocer que 2021 fue declarado el Año Internacional de las Cuevas y el Karts, por lo que a nivel mundial especialistas realizarán actividades con el fin de divulgar la importancia de los sistemas cavernarios.

Se observa el paisaje exterior a la Cueva de Campo Santo, Buenavista, Veracruz / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

Aconseja a todos aquellos que hagan senderismo o espeleología a intervenir lo menos posible cuando entren a las cuevas, pues la simple luz de la lámpara o el caminar por superficies donde no se ve, puede acarrear una perturbación.

Se observa un amblipigio, pertenece a un grupo de arácnidos característico de los ecosistemas subterráneos / Foto: Cortesía | Sergio Albino Miranda

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