/ sábado 20 de abril de 2024

Rezago educativo en Veracruz

Quien asuma la gubernatura en Veracruz para el periodo 2024-2030 deberá considerar dentro de las políticas que se proponga desarrollar aquella relacionada con el rezago educativo, no es la única que requiere el sistema educativo de la entidad, pero sí necesaria: igual si se aborda una reforma educativa que toque la normatividad, la actualización profesional del magisterio, la atención a los grupos sociales más vulnerables como los indígenas, la infraestructura educativa, el salario de los maestros, la carga laboral y administrativa de las y los docentes, entre otros.

Al hablar de rezago, es casi imposible no hacer una revisión de la calidad de la educación que se ofrece al alumnado; sin embargo, Sylvia Schmelkes comenta que el movimiento hacia la calidad comienza con los problemas que están más cerca de nosotros, por lo que es conveniente clasificar los problemas entre los que son nuestra responsabilidad y los que son de otros, para dar prioridad a los propios.

El analfabetismo sigue siendo un gran desafío. Según datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) hasta 2021, había 503,454 personas en estado de analfabetismo en Veracruz. Esto representa el 11.6% del total nacional y el 7.9 por ciento de la población estatal. Sin primaria terminada 777,472 y ocupa el 4 lugar. Sin secundaria terminada 1, 131.041 y ocupa el segundo lugar nacional. En 2020, el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más de edad era de 8.7, lo que equivale a casi tercer año de secundaria.

Adrián Frausto Martín del Campo, del Centro de Estudios Educativos A.C., señala que la información disponible en torno al rezago educativo total, en cuanto estadísticas e indicadores, no permite dimensionar ni caracterizar la atención que el Estado brinda a las personas de 15 años o más que no saben leer ni escribir, o que no tienen la primaria o secundaria concluidas. Es necesario contar con indicadores como eficiencia terminal, absorción, abandono, tasa de terminación, etcétera.

“Existen diversas causas a tomar en cuenta: por ejemplo, la que la educación de menor calidad está asignada a los más pobres, el género, la ubicación geográfica, la condición étnica, y la persistencia de usos y costumbres ancestrales; existen sectores y grupos sociales en donde los padres y las familias no valoran suficientemente los beneficios de la educación; también hay situaciones extremas, como son los casos de las personas con discapacidad que no pueden sortear las dificultades de la movilidad, por falta de accesibilidad en los centros escolares, niños en situación de calle, en hospitales o reclusorios, adolescentes que trabajan, madres jóvenes y jóvenes embarazadas, o hijos de padres agricultores migrantes para quienes el derecho a la educación es inexistente”.

También Schmelkes resalta que “hay algunos problemas que atentan contra la calidad de los aprendizajes y que están presentes en muchas de las escuelas: la no inscripción, la reprobación, el no aprendizaje y la falta de equidad; en otro orden la autora habla del deficiente ambiente de aprendizaje, la falta de disciplina, la escasez de tiempo destinado a la enseñanza, la poca relación entre la escuela y la comunidad y la falta de fortaleza en las relaciones entre las personas que laboran en la escuela, esto es, docentes y directivos”.

Definitivamente para que exista avance significativo en la solución del rezago educativo deben dictarse políticas públicas que en verdad lo sean, que trascienden los períodos gubernamentales y que orienten la realización de diagnósticos certeros. A partir de lo cual queda mucho por hacer en relación con la evaluación de las políticas actuales y el rediseño de los planes o programas a nivel local.

Jocelyn Mendoza González, en “El rezago educativo. Un problema de construcción social”, expone que el problema del rezago educativo se torna complejo porque no depende sólo de decisiones conscientes o actos intencionales, sino porque está inmerso en el sistema educativo a través de sus instituciones y de las prácticas que ejercen las personas que forman parte de dichas instituciones. Finalmente, habría que remarcar que el rezago educativo constituye una manera particular de observar, percibir y valorar el éxito escolar, a través del entramado complejo compuesto por las concepciones del éxito escolar según las realidades cotidianas en las que se desempeñan los alumnos dentro y fuera del aula. Este entramado condiciona las expectativas que concebimos acerca de los alumnos, pero hay que enfrentarlo.

El problema sí es complejo, en la vida cotidiana el rezago educativo puede condicionar a la población que tiene derecho a recibir educación: a no obtener un empleo o acceder a uno con remuneración digna; es necesario tener en cuenta que el nivel de estudios alcanzados y la falta de preparación académica son aspectos determinantes a la hora de conseguir empleo, salarios dignos y oportunidades significativas; también se puede correr el riesgo de emplearse en el ámbito informal lo cual no provee todas las prestaciones de ley correspondientes; tener pocas posibilidades de acceder a una atención médica asegurada; la calidad de vida se verá afectada, ya que podría estar o llegar a caer en una situación de pobreza; quien no cursa o no termina de cursar la enseñanza básica y no lleva a cabo las acciones básicas como leer y escribir, se verá privado de disfrutar los avances culturales, científicos y tecnológicos alcanzados por la humanidad.

Quien asuma la gubernatura en Veracruz para el periodo 2024-2030 deberá considerar dentro de las políticas que se proponga desarrollar aquella relacionada con el rezago educativo, no es la única que requiere el sistema educativo de la entidad, pero sí necesaria: igual si se aborda una reforma educativa que toque la normatividad, la actualización profesional del magisterio, la atención a los grupos sociales más vulnerables como los indígenas, la infraestructura educativa, el salario de los maestros, la carga laboral y administrativa de las y los docentes, entre otros.

Al hablar de rezago, es casi imposible no hacer una revisión de la calidad de la educación que se ofrece al alumnado; sin embargo, Sylvia Schmelkes comenta que el movimiento hacia la calidad comienza con los problemas que están más cerca de nosotros, por lo que es conveniente clasificar los problemas entre los que son nuestra responsabilidad y los que son de otros, para dar prioridad a los propios.

El analfabetismo sigue siendo un gran desafío. Según datos del Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) hasta 2021, había 503,454 personas en estado de analfabetismo en Veracruz. Esto representa el 11.6% del total nacional y el 7.9 por ciento de la población estatal. Sin primaria terminada 777,472 y ocupa el 4 lugar. Sin secundaria terminada 1, 131.041 y ocupa el segundo lugar nacional. En 2020, el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más de edad era de 8.7, lo que equivale a casi tercer año de secundaria.

Adrián Frausto Martín del Campo, del Centro de Estudios Educativos A.C., señala que la información disponible en torno al rezago educativo total, en cuanto estadísticas e indicadores, no permite dimensionar ni caracterizar la atención que el Estado brinda a las personas de 15 años o más que no saben leer ni escribir, o que no tienen la primaria o secundaria concluidas. Es necesario contar con indicadores como eficiencia terminal, absorción, abandono, tasa de terminación, etcétera.

“Existen diversas causas a tomar en cuenta: por ejemplo, la que la educación de menor calidad está asignada a los más pobres, el género, la ubicación geográfica, la condición étnica, y la persistencia de usos y costumbres ancestrales; existen sectores y grupos sociales en donde los padres y las familias no valoran suficientemente los beneficios de la educación; también hay situaciones extremas, como son los casos de las personas con discapacidad que no pueden sortear las dificultades de la movilidad, por falta de accesibilidad en los centros escolares, niños en situación de calle, en hospitales o reclusorios, adolescentes que trabajan, madres jóvenes y jóvenes embarazadas, o hijos de padres agricultores migrantes para quienes el derecho a la educación es inexistente”.

También Schmelkes resalta que “hay algunos problemas que atentan contra la calidad de los aprendizajes y que están presentes en muchas de las escuelas: la no inscripción, la reprobación, el no aprendizaje y la falta de equidad; en otro orden la autora habla del deficiente ambiente de aprendizaje, la falta de disciplina, la escasez de tiempo destinado a la enseñanza, la poca relación entre la escuela y la comunidad y la falta de fortaleza en las relaciones entre las personas que laboran en la escuela, esto es, docentes y directivos”.

Definitivamente para que exista avance significativo en la solución del rezago educativo deben dictarse políticas públicas que en verdad lo sean, que trascienden los períodos gubernamentales y que orienten la realización de diagnósticos certeros. A partir de lo cual queda mucho por hacer en relación con la evaluación de las políticas actuales y el rediseño de los planes o programas a nivel local.

Jocelyn Mendoza González, en “El rezago educativo. Un problema de construcción social”, expone que el problema del rezago educativo se torna complejo porque no depende sólo de decisiones conscientes o actos intencionales, sino porque está inmerso en el sistema educativo a través de sus instituciones y de las prácticas que ejercen las personas que forman parte de dichas instituciones. Finalmente, habría que remarcar que el rezago educativo constituye una manera particular de observar, percibir y valorar el éxito escolar, a través del entramado complejo compuesto por las concepciones del éxito escolar según las realidades cotidianas en las que se desempeñan los alumnos dentro y fuera del aula. Este entramado condiciona las expectativas que concebimos acerca de los alumnos, pero hay que enfrentarlo.

El problema sí es complejo, en la vida cotidiana el rezago educativo puede condicionar a la población que tiene derecho a recibir educación: a no obtener un empleo o acceder a uno con remuneración digna; es necesario tener en cuenta que el nivel de estudios alcanzados y la falta de preparación académica son aspectos determinantes a la hora de conseguir empleo, salarios dignos y oportunidades significativas; también se puede correr el riesgo de emplearse en el ámbito informal lo cual no provee todas las prestaciones de ley correspondientes; tener pocas posibilidades de acceder a una atención médica asegurada; la calidad de vida se verá afectada, ya que podría estar o llegar a caer en una situación de pobreza; quien no cursa o no termina de cursar la enseñanza básica y no lleva a cabo las acciones básicas como leer y escribir, se verá privado de disfrutar los avances culturales, científicos y tecnológicos alcanzados por la humanidad.