/ lunes 3 de enero de 2022

Su trabajo es arte, pero a las tejedoras de Zongolica las desvalorización

Elaboran obras de arte en telar de cintura que les puede llevar hasta tres meses, pero, aún así, se enfrentan a prácticas como el regateo

Xalapa, Ver.-Tejedoras de la Sierra de Zongolica elaboran obras de arte en telar de cintura que les puede llevar hasta tres meses, pero, aún así, se enfrentan a prácticas como el regateo o a frases como ‘cuánto es lo menos´, al no reconocimiento de su trabajo y hasta el anonimato porque muchas veces nadie sabe quién elabora la prenda que adquiere dice el antropólogo social Miguel Ángel Sosme Campos.

En esa región del estado, cada vez menos personas se interesan en el textil, pues la gente en general considera que dedicarse al trabajo artesanal es condenarse a la pobreza, al señalamiento o la burla y algunos prefieren que sus hijas o hijos no aprendan para no ser discriminados; sin embargo, hay mujeres que han tenido la oportunidad de tener un beneficio real por su trabajo y obtenido recursos gracias al comercio directo en las ciudades por lo que es necesario reconocerlas y dar rostro a la producción artesanal para seguir llamando a más personas a continuar con esa práctica.

Miguel Ángel Sosme Campos, es creador del proyecto “Tejedoras de la Sierra de Zongolica”, que impulsa los saberes tradicionales de hilado, teñido y tejido en telar de cintura de las mujeres nahuas del centro de Veracruz, a través de la generación de material audiovisual, que están promocionando, junto con una serie fotográfica y piezas artesanales, que lleva ya 11 años.

La idea es hacer promoción, registro audiovisual, documentación y ahora comercialización de las piezas que se elaboran en esta zona de la entidad.

Actualmente se promueve el trabajo de 30 tejedoras de los municipios de Soledad Atzompa, Mixtla de Altamirano y principalmente de Tlaquilpa, Veracruz. Se trata de mujeres de distintas generaciones, de entre los 38 y 75 años.

Muchas de ellas, mujeres analfabetas que no saben leer ni escribir, monolingües, que solo hablan la lengua náhuatl, que no conocen el español, y que puedan enfrentar cuestiones adversas relacionadas con la violencia de género o el machismo, pero también pobreza, discriminación o racismo.

Es complicado trabajar con personas menores de 37 años porque desafortunadamente entre las personas jóvenes ya no hay el mismo interés que existía hacia el trabajo artesanal y en gran medida porque el trabajo textil es una labor pesada en el sentido que requiere mucho tiempo, mucho esfuerzo y muchas veces las personas no quieren pagar los precios justos porque desconoce qué es lo que hay detrás de este trabajo”.

Lo que las mujeres de la sierra han logrado hacer, toma trascendencia al tratarse de una zona de alta marginación, con muchas carencias, un índice de desarrollo humano bajo, alto rezago social y condiciones de pobreza bastante acentuada; pese a ello, añade, es una región que sigue manteniendo muchos de los saberes, conocimientos y prácticas tradicionales asociadas a los textiles.

Ante esto una de las quejas constantes ha sido la falta de apoyo para el tema comercial y de difusión.

Y es que, ante tantas carencias, ausencias, incluso del propio Estado, ha sido necesario el trabajo de personas ajenas, de la sociedad civil, estudiantes, académicos, jóvenes, que han estado interesados en que se conozca el trabajo artesanal, dice.

Que hemos de algún modo promovido un pago justo al trabajo que realizan las mujeres de la Sierra de Zongolica, porque es una labor que en México ha sido escasamente reconocida, sigue habiendo mucho regateo, la gente sigue preguntando cuánto es lo menos, y en gran medida lo hace por el desconocimiento de lo que implica toda esta labor

Por lo anterior, explica que la idea del proyecto es compartir a la gente los procesos, las historias, los saberes que hay detrás de una pieza artesanal y sensibilizar en torno a la necesidad de pagar los precios justos, no regatear y comprender que el trabajo que realizan las mujeres, es igual de importante que el trabajo que realiza cualquiera persona.

Con la pandemia, trabajaron en una campaña de sensibilización con la generación de materiales audiovisuales, fotografías e innovaron con la parte comercial porque esto provocó que se cerraran muchas puertas de eventos, ferias, exposiciones y desde la página de Facebook se empezaron a mover las piezas de las tejedoras.

Aunque con la pandemia el comercio digital se intensificó, también fue complejo vender por el lugar en el que se encuentran las tejedoras y la falta de herramientas tecnológicas; no obstante, con eventos que se han reactivado últimamente sobre todo en la Ciudad de México, se ha logrado mover la producción y en los últimos se haya vendido cerca de 100 mil pesos en textiles del proyecto de Zongolica, ganancias que van directamente a las tejedoras que dan cuenta de que es necesario hacer equipo y seguir impulsando proyectos colectivos.

En el proyecto se elaboran y comercializan principalmente rebozos de lana con tintes naturales, lana de ovejas locales, se colectan flores, musgos, líquenes, cortezas en el bosque y se tiñe la lana con estas plantas y recursos forestales que posteriormente se teje a mano en telar de cintura; otra de las piezas que más elaboran son los gabanes, que son confeccionadas principalmente para un público externo ajeno a la comunidad, pero también bufandas, aretes o bolsas.

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Hacer alguna de estas piezas, les lleva cerca de tres meses y el precio varía desde los 2 mil 500 pesos hasta los 4 mil pesos cuando tienen muchos tintes naturales y pueden llegar a los 6 mil pesos. Lo que se busca es que haya un comercio justo, sin regateos. Para conocer las piezas se puede ingresar a la página de Facebook Tejedoras de la Sierra de Zongolica y a través del número de WhatsApp 2281455036 a través del cual se pueden enviar fotos de todas las piezas disponibles, además de que se hacen envíos a todo el país y fuera de él.

Xalapa, Ver.-Tejedoras de la Sierra de Zongolica elaboran obras de arte en telar de cintura que les puede llevar hasta tres meses, pero, aún así, se enfrentan a prácticas como el regateo o a frases como ‘cuánto es lo menos´, al no reconocimiento de su trabajo y hasta el anonimato porque muchas veces nadie sabe quién elabora la prenda que adquiere dice el antropólogo social Miguel Ángel Sosme Campos.

En esa región del estado, cada vez menos personas se interesan en el textil, pues la gente en general considera que dedicarse al trabajo artesanal es condenarse a la pobreza, al señalamiento o la burla y algunos prefieren que sus hijas o hijos no aprendan para no ser discriminados; sin embargo, hay mujeres que han tenido la oportunidad de tener un beneficio real por su trabajo y obtenido recursos gracias al comercio directo en las ciudades por lo que es necesario reconocerlas y dar rostro a la producción artesanal para seguir llamando a más personas a continuar con esa práctica.

Miguel Ángel Sosme Campos, es creador del proyecto “Tejedoras de la Sierra de Zongolica”, que impulsa los saberes tradicionales de hilado, teñido y tejido en telar de cintura de las mujeres nahuas del centro de Veracruz, a través de la generación de material audiovisual, que están promocionando, junto con una serie fotográfica y piezas artesanales, que lleva ya 11 años.

La idea es hacer promoción, registro audiovisual, documentación y ahora comercialización de las piezas que se elaboran en esta zona de la entidad.

Actualmente se promueve el trabajo de 30 tejedoras de los municipios de Soledad Atzompa, Mixtla de Altamirano y principalmente de Tlaquilpa, Veracruz. Se trata de mujeres de distintas generaciones, de entre los 38 y 75 años.

Muchas de ellas, mujeres analfabetas que no saben leer ni escribir, monolingües, que solo hablan la lengua náhuatl, que no conocen el español, y que puedan enfrentar cuestiones adversas relacionadas con la violencia de género o el machismo, pero también pobreza, discriminación o racismo.

Es complicado trabajar con personas menores de 37 años porque desafortunadamente entre las personas jóvenes ya no hay el mismo interés que existía hacia el trabajo artesanal y en gran medida porque el trabajo textil es una labor pesada en el sentido que requiere mucho tiempo, mucho esfuerzo y muchas veces las personas no quieren pagar los precios justos porque desconoce qué es lo que hay detrás de este trabajo”.

Lo que las mujeres de la sierra han logrado hacer, toma trascendencia al tratarse de una zona de alta marginación, con muchas carencias, un índice de desarrollo humano bajo, alto rezago social y condiciones de pobreza bastante acentuada; pese a ello, añade, es una región que sigue manteniendo muchos de los saberes, conocimientos y prácticas tradicionales asociadas a los textiles.

Ante esto una de las quejas constantes ha sido la falta de apoyo para el tema comercial y de difusión.

Y es que, ante tantas carencias, ausencias, incluso del propio Estado, ha sido necesario el trabajo de personas ajenas, de la sociedad civil, estudiantes, académicos, jóvenes, que han estado interesados en que se conozca el trabajo artesanal, dice.

Que hemos de algún modo promovido un pago justo al trabajo que realizan las mujeres de la Sierra de Zongolica, porque es una labor que en México ha sido escasamente reconocida, sigue habiendo mucho regateo, la gente sigue preguntando cuánto es lo menos, y en gran medida lo hace por el desconocimiento de lo que implica toda esta labor

Por lo anterior, explica que la idea del proyecto es compartir a la gente los procesos, las historias, los saberes que hay detrás de una pieza artesanal y sensibilizar en torno a la necesidad de pagar los precios justos, no regatear y comprender que el trabajo que realizan las mujeres, es igual de importante que el trabajo que realiza cualquiera persona.

Con la pandemia, trabajaron en una campaña de sensibilización con la generación de materiales audiovisuales, fotografías e innovaron con la parte comercial porque esto provocó que se cerraran muchas puertas de eventos, ferias, exposiciones y desde la página de Facebook se empezaron a mover las piezas de las tejedoras.

Aunque con la pandemia el comercio digital se intensificó, también fue complejo vender por el lugar en el que se encuentran las tejedoras y la falta de herramientas tecnológicas; no obstante, con eventos que se han reactivado últimamente sobre todo en la Ciudad de México, se ha logrado mover la producción y en los últimos se haya vendido cerca de 100 mil pesos en textiles del proyecto de Zongolica, ganancias que van directamente a las tejedoras que dan cuenta de que es necesario hacer equipo y seguir impulsando proyectos colectivos.

En el proyecto se elaboran y comercializan principalmente rebozos de lana con tintes naturales, lana de ovejas locales, se colectan flores, musgos, líquenes, cortezas en el bosque y se tiñe la lana con estas plantas y recursos forestales que posteriormente se teje a mano en telar de cintura; otra de las piezas que más elaboran son los gabanes, que son confeccionadas principalmente para un público externo ajeno a la comunidad, pero también bufandas, aretes o bolsas.

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Hacer alguna de estas piezas, les lleva cerca de tres meses y el precio varía desde los 2 mil 500 pesos hasta los 4 mil pesos cuando tienen muchos tintes naturales y pueden llegar a los 6 mil pesos. Lo que se busca es que haya un comercio justo, sin regateos. Para conocer las piezas se puede ingresar a la página de Facebook Tejedoras de la Sierra de Zongolica y a través del número de WhatsApp 2281455036 a través del cual se pueden enviar fotos de todas las piezas disponibles, además de que se hacen envíos a todo el país y fuera de él.

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