Orizaba. Ver.- A inicios del siglo pasado, Orizaba era una ciudad como cualquier otra, carente de iluminación en sus calles, las cuales en su mayoría eran empedradas.
Como en cualquier ciudad en desarrollo, Orizaba se fue formado en medio de calles amplias, callejones y privadas, cortadas por el paso del río que lleva el mismo nombre.
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En sus colonias, principal las formadas en los alrededores del afluente, empezaron a surgir muchas historias de supuestos eventos paranormales, que sin duda le dieron el toque de misterio como el que cubre al Cerro de El Borrego, la Sirena de la laguna de Ojo de Agua, el Encantamiento del cerro de Escamela, el Vampiro de Tlachichilco, La Monja de Alférez, los Enamorados de Norte 2, y muchos más.
¿Por qué algunos orizabeños les da miedo pasar por el puente de San Juan en la madrugada?
La leyenda a contar se desarrolló, de acuerdo a lo que los orizabeños cuentan, en lo que ahora se denomina el puente de San Juan de Dios, ubicado sobre Poniente 9 y Sur 2, a unos metros de la iglesia que le dio el nombre.
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No se cita la fecha exacta del evento, pero habría sido en una noche lluviosa, la cual se distinguía por ser más oscura que lo de costumbre y con cierto aire frío que calaba hasta los huesos, según relató el hombre que la vivió.
Era un velador, de aquellos que en su momento pasaban pitando el silbato y el clásico grito de las 12 y sereno.
Acompañado de un candil con el cual se alumbraba al pasar y un palo para defenderse del ataque de algún perro, el hombre realizaba su labor cuando en medio de la noche escuchó el llanto agudo de un bebé.
Provenía del oscuro desnivel, a unos metros del caudal del río, justo al pie del puente, al cual pudo llegar movido por su curiosidad, pero a la vez conmovido por el clamor del infante que no dejaba de llorar.
Al tenerlo a la vista, el velador no puedo evitar exclamar su lastima por la criatura, y preguntarse sobre la identidad de la desnaturalizada madre que ahí lo había abandonado a su suerte, en esa noche tan oscura, fría y lluviosa.
Conmovido pues, el hombre levantó amoroso al ser envuelto en llanto, cubierto con unas franelas sucias, tratando de consolarlo.
Fue al descubrirle el rostro cuando el velador se dio cuenta que efectivamente era una bebé de apenas unos meses de nacido, el cual lo observaba con una mira fija e intensa.
Tal fuerza emitía el pequeño, que el hombre supuestamente exclamó “que niño”, pero todo cambió cuando ese menor le sonrió y supuestamente pudo observarle la dentadura completa, como si se tratara de un adolescente o un adulto.
Un escalofrío cubrió el cuerpo del velador, sus piernas temblaron al escuchar hablar a aquel niño que minutos antes estaba llorando, y que en eso momento le revelaba su identidad.
“Soy el Diablo”, le dijo el bebé al hombre, quien entonces aterrado del suceso arrojó el cuerpo a lo oscuro de la calle y partió a correr para subir a la calle principal y regresar a su hogar.
Nadie supo en donde vivía, pero según la leyenda, cuando el sobreviviente llegó a su casa, un aire misterioso abrió la puerta antes de que pudiera tocarla y su esposa sobresalto del lecho en donde se encontraba, para observarlo pálido, enmudecido y con el rostro desfigurado por lo ocurrido.
Habrían pasado 15 días para que el velador le pudiera contar a su esposa la experiencia sufrida, después de ello, murió.
A la fecha, el puente de San Juan de Dios es uno de los más transitados en Orizaba, debido a que se encuentra en pleno centro de la ciudad.
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Y la leyenda vive, hay quienes dicen que en noches de octubre, a pesar del alumbrado, quien pase a altas horas de la noche, puede correr el riesgo de escuchar el llanto de aquel bebé descrito en esta historia.
¿Tu pasarías de noche por esta zona de Orizaba?