Nogales, Ver.- Una comisión de ex obreros de fábrica textil “San Lorenzo” viajará a la Ciudad de México (CDMX) para promocionar la venta de cuatro inmuebles de los copropietarios: el predio donde funcionó la empresa, el campo deportivo, y terrenos adjuntos.
Tras señalar lo anterior, Gerardo Rodríguez Sánchez, delegado de venta de los bienes inmuebles agrega que a 32 años de que se adjudicaron una propiedad, buscan un empresario que adquiera los cuatro predios para beneficiar a 450 copropietarios, de los cuales ya queda la mitad, pero en caso que se realice la transacción, las viudas y familiares recibirán el beneficio económico.
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Destaca que buscarán en el altiplano contactar a funcionarios del Gobierno Federal que ayuden para que un inversor adquiera las propiedades. “Existe la confianza de que algún empresario se interese por los bienes que cuentan con todos los servicios de infraestructura urbana, suficiente agua, carreteras y el ferrocarril”, añade.
Expresa que el capitalista interesado llegaría a una ciudad para vivir e invertir, donde podrá utilizar los terrenos para cualquier proyecto viable y generar empleo para beneficio de los habitantes de Nogales y municipios circunvecinos.
Dijo que son un grupo unido de viejos trabajadores textiles el que busca el bien común de sus compañeros y compañeras, "para que llegue con el inversor una fuente de empleo”, resalta.
Comenta que el predio de la ex fábrica tiene una extensión de 4 hectáreas, donde bien podía asentarse una industria de cualquier giro y hacer que vuelva brillar el municipio de Nogales, con una empresa.
Convoca a los copropietarios a unirse, dialogar y acordar la mejor oferta al comprador que tenga deseos de adquirir los cuatro inmuebles que se venden, desde hace tres décadas, sin llegar a un acuerdo.
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Fábrica de San Lorenzo la construyó e inauguró empresario irlandés, en 1882
Recuerda que la fábrica textil San Lorenzo se inauguró en 1882 en el antiguo pueblo del Ingenio de los Nogales, y su construcción corrió por cuenta del inversionista Tomás Braniff.
Era un empresario norteamericano de origen irlandés, quien después de acudir a California durante la fiebre del Oro, de la década de 1850 y emplearse en la construcción de ferrocarriles en Perú y Chile, llegó a México para trabajar en el tendido de la línea entre México y Veracruz.
Como funcionario del Ferrocarril comenzó a acumular una importante fortuna gracias, entre otras cosas, a permisos de importación de bienes. Ya como gerente del Ferrocarril Mexicano, a partir de 1873, visualizó la oportunidad de invertir en la industria y estableció la fábrica a un costado de la vía férrea, en el pueblo de Nogales, donde se había establecido la estación.
La industria textil surgió en la época de Porfirio Díaz, cuando los gobernadores de Veracruz, Juan de la Luz Enríquez; y Teodoro A. Dehesa, apoyando la política federal de Díaz impulsaron a que inversionistas extranjeros (norteamericanos, ingleses y franceses), se establecieran e invirtieran en México.
La fábrica de San Lorenzo fue una de las fábricas textiles importantes que formaba parte del conjunto industrial junto con las de Río Blanco y Santa Rosa (Civsa) -hoy Ciudad Mendoza- y fue uno de los corredores más importantes del país.
Pero, cansados de la explotación laboral, en 1906, los trabajadores de las cinco grandes fábricas textileras de Veracruz: Río Blanco, Cocolapan, San Lorenzo, Santa Rosa y Cerritos se unieron en el Círculo de Obreros Libres y reclamaron derechos y prestaciones a sus patrones extranjeros, quienes lograron que Porfirio Díaz emitiera un laudo arbitral para declarar improcedente todo movimiento de huelga y controlar a cada obrero.
El 7 de enero de 1907, los obreros paralizaron las fábricas y quemaron las tiendas de raya. La respuesta fue el envío de tropas que acribillaron a más de 200 huelguistas, tanto en plazas públicas como a las puertas de las fábricas, en casas y en el campo (según cálculos de la memoria colectiva, pues los registros, al igual que muchos cadáveres, fueron desaparecidos).
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Recordaron, viejos obreros, que en el año de 1990 estalló una huelga, que llevó a la quiebra de la fábrica. Después de los movimientos por la lucha de sus derechos, fueron 451 ex trabajadores quienes lograron ser copropietarios y se adjudicaron el inmueble, que desde hace 30 años intentan vender.
