Orizaba, Ver.- Sin minimizar la importancia de los libros de texto gratuitos como material auxiliar en el proceso educativo, la Dimensión de Educación y Cultura de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) revisó los ejemplares, junto con el Plan de Estudio y los Programas Sintéticos publicados el 15 de agosto pasado. Recordaron que de la educación de los hijos los primeros responsables son los papás.
A partir de ese ejercicio, los Obispos de México, de cara al nuevo ciclo escolar señalaron que el gran déficit es la formación y capacitación de los docentes y directivos.
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Confían en que, con los planes sintéticos, el logro de acuerdos, el análisis, así como la flexibilidad institucional abran caminos a la generosidad, al diálogo y la respuesta específica a los educandos.
Aplauden también, las medidas subsidiarias de algunos estados, que están generando materiales para la lectoescritura y las operaciones matemáticas básicas.
Tras escuchar la demanda de muchos sectores de la sociedad que manifiestan su preocupación, porque no se siguió lo establecido en el marco legal, que mandata la participación de los distintos implicados en la educación, comenzando por padres de familia, los maestros y demás voces expertas, esperan que las limitaciones jurídicas no sean obstáculo insalvable para continuar fortaleciendo los procesos educativos de cada comunidad escolar, desde dentro e invitaron a asumir la corresponsabilidad educativa, a participar con generosidad y a ejercer los deberes y derechos, propositivamente.
Expusieron que es evidente la improvisación y confusión en muchos componentes de la versión que presentan ahora los libros de texto gratuitos; no obstante, confían en la labor que desempeñan en el aula los maestros, quienes, con su formación, experiencia y comunicación con los padres de familia podrán rescatar los elementos valiosos para sus alumnos.
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¿Cuáles son los grandes desafíos que presenta la educación?
Señalaron que los grandes desafíos educativos tales como el abandono escolar, la necesidad de regularizar los conocimientos de los niños y adolescentes, fortalecer la dimensión socio-emocional del alumnado, el cuidado de la primera infancia, la violencia escolar, entre otros, dependen de condiciones todavía más complejas y profundas como lo son el Estado de Derecho, la madurez de la vida democrática; el combate a la desigualdad social y económica, el ejercicio pleno de las libertades, pero también del compromiso solidario para cumplir con cada una de las responsabilidades con los demás y con la creación.
Los Obispos no minimizaron la importancia de estos materiales, sin embargo, para implementarlos y cumplir su finalidad se requiere la participación activa de los padres de familia, de los directivos y, de los maestros, puntualizaron.
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Tras recordar que educar es tarea de todos, no solo de la escuela o el gobierno, pidieron poner al centro de la educación, el bien superior de la niñez y reiteraron que los padres son los primeros responsables de la educación de sus hijos.
Como Iglesia, dijeron, respetan absolutamente las realidades del orden temporal, sin pretender que se adecúen o respondan a su manera de pensar. Sin embargo, en el ejercicio propio de la libertad de pensamiento, de conciencia y religiosa –propias de un Estado Laico, moderno y colaborativo– no pueden dejar de ofrecer su visión del mundo, del ser humano y de la sociedad, en el concierto de la pluralidad propia de este tiempo global y complejo. “Nuestra apuesta es por la construcción de una Nación, en donde el amor venza al odio, a través de la promoción de un desarrollo humano, integral, solidario y sustentable”, concluyeron.
