Río Blanco, Ver. - Desde joven, Marco Antonio Muñiz Arroyo, prestó su tiempo como voluntario a la Cruz Roja Mexicana Delegación Orizaba, qué lo llevo a ser parte de los rescatistas del terremoto del 85 en la Ciudad de México (CDMX), hoy despiden al "Tiburón" como era conocido entre el gremio la región.
Originario del Puerto de Veracruz y de donde adquirió su sobrenombre al ser fanático de los Tiburones Rojos del Veracruz, Marco Antonio prestó sus servicios por más de 30 años a la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) de la zona Orizaba - Río Blanco, donde sus funciones fueron brindar abanderamientos, cuidado y apoyo en accidentes automovilísticos en diversos tramos carreteros de la región.
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¿Cómo recuerdan a su padre Marco Antonio e Isabel Muñiz Segura?
Sus hijos Marco Antonio e Isabel Muñiz Segura recuerdan a su padre con su uniforme de la CNE, sus banderas de señalización y el amor por brindar un servicio de rescate, siendo su padre parte de los voluntarios de la Cruz Roja de Orizaba qué viajaron a la Ciudad de México para prestar su tiempo y voluntariado en el terremoto del 85.
"El empezó en la Cruz Roja pero luego del terremoto del 85 se le complicó seguir prestando sus servicios pues era trabajador de la escuela Margarita Masa Parada de Juárez, y ahí lo invitaron a partiricpar en la CNE y comenzó a hacerlo contento de la vida, pues amaba cada momento que vivió en la Comisión Nacional de Emergencias", dijo Marco Antonio.
"El tiburón" fue delegado de la Comisión, paso a ser Oficial de Honor y Justicia Estatal y posteriormente Oficial Nacional de la Comisión Nacional de Emergencias, título con el cuál siguió su vida como voluntario hasta antes de la pandemia de Covid-19, donde lamentablemente la diabetes complicó su estado de salud.
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Hoy, familiares, amigos, vecinos, conocidos y compañeros de Marco Antonio Muñiz Arroyo, acudieron a la iglesia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón en Río Blanco para dar el último adiós a este hombre de 71 años quien perdiera la vida a causa de su enfermedad la mañana del sábado 11 de febrero.
El féretro fue ubicado a la entrada de la iglesia antes mencionada, donde compañeros de la CNE formaron a su alrededor una guardia de honor, mientras atentos y de pie, escucharon la misa completa para posteriormente darserle la bendición y a bordo de una carroza fúnebre blanca diera un último recorrido al municipio qué lo vio desarrollarse.
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Su legado continuará, pues uno de sus nietos a su corta edad ya lo acompañaba a los eventos y aunque ahora es un golpe emocional qué invade a la familia, lo recordarán como un hombre dedicado a su labor y a su trabajo en la escuela secundaria de Orizaba.
"Para mi es un orgullo, en vida todo le dieron sus compañeros y ahora que lo acompañen es un cariño muy grande y lo agradezco, es como lo recordaré siempre", dijo Isabel Muñiz Segura.
Otras delegaciones provenientes de Veracruz, México y Córdoba estuvieron presentes hasta el último momento de su vida y no dejaron solo a su compañero, ya qué lo acompañaron hasta su última morada esperando que en su casa ubicada en la Unidad Fovissste de Río Blanco puedan darse cita más personas para los rezos, una costumbre católica qué acompaña durante 8 días a la familia.
Luego de la misa, el cortejo siguió su curso hasta el Ayuntamiento de Río Blanco donde finalizó su trayectoria para llevar el féretro a su casa pues el cuerpo será cremado, una voluntad qué tuvo este elemento de la Comisión Nacional de Emergencias.
