/ domingo 5 de agosto de 2018

Haitianos hacen isla en México

Su meta era llegar a Estados Unidos, pero encontraron su futuro en nuestro país

Baja California.- En medio de cañones y cerros, se encuentra la Pequeña Haití. Es muy fácil identificarla, porque hay colocada una lona que avisa la llegada a Little Haiti: Ciudad de Dios. Sólo falta una bandera del pequeño país caribeño de 10 millones de habitantes, para trasladarnos hacia Puerto Príncipe.

En el número 4094 del Cañón Alacrán, están diez pequeñas viviendas de madera, construidas por los mismos obreros haitianos, que aprovecharon su conocimiento en construcción, adquirido durante su estancia en Brasil, para el mundial y los Juegos Olímpicos.

Las casas únicamente cuentan con una recámara, donde cabe una cama individual.

En un mismo espacio, está habilitada la sala y el comedor. No obstante, en el interior de algunas de las viviendas, aún no cuentan con mesas y muebles. En el patio que comparten las diez casas, hay un tendedero, con ropa, grava, sillas y pedazos de madera. Carece de iluminación exterior, pero se puede apreciar la instalación de por lo menos tres antenas de televisión por vía satélite.

Antes de la migración masiva de haitianos en Tijuana, en mayo de 2016, se buscaba que en los terrenos donde se construyeron las casas, fueran habilitadas canchas deportivas, pero esto fue imposible por la falta de apoyo gubernamental.

Activistas que encabezan el proyecto, rechazaron hablar para OEM. El ayuntamiento de Tijuana no ha fijado una postura sobre el futuro de Little Haiti.

HAITIANOS Y MEXICANOS SE UNEN EN LA RELIGIÓN

Gama Louidor salió de su país hace ya varios años buscando mejores oportunidades para sí mismo, respaldado por diferentes carreras técnicas, así como una especialidad en radio como locutor, sin embargo, asegura que su mayor fortaleza está en la palabra de Dios.

Explicó que desde que llegó a estas cálidas tierras buscó acercarse al cristianismo, la fe que profesa, y en compañía de otros compatriotas buscó una iglesia en la cual pudiera sentirse cobijados.

“México es nuestra segunda casa y nos sentimos tan bien recibidos que ya estamos tramitando nuestra documentación para permanecer en este país, ya estamos trabajando y adaptando nuestros roles a esta comunidad”, expresó.

Baja California.- En medio de cañones y cerros, se encuentra la Pequeña Haití. Es muy fácil identificarla, porque hay colocada una lona que avisa la llegada a Little Haiti: Ciudad de Dios. Sólo falta una bandera del pequeño país caribeño de 10 millones de habitantes, para trasladarnos hacia Puerto Príncipe.

En el número 4094 del Cañón Alacrán, están diez pequeñas viviendas de madera, construidas por los mismos obreros haitianos, que aprovecharon su conocimiento en construcción, adquirido durante su estancia en Brasil, para el mundial y los Juegos Olímpicos.

Las casas únicamente cuentan con una recámara, donde cabe una cama individual.

En un mismo espacio, está habilitada la sala y el comedor. No obstante, en el interior de algunas de las viviendas, aún no cuentan con mesas y muebles. En el patio que comparten las diez casas, hay un tendedero, con ropa, grava, sillas y pedazos de madera. Carece de iluminación exterior, pero se puede apreciar la instalación de por lo menos tres antenas de televisión por vía satélite.

Antes de la migración masiva de haitianos en Tijuana, en mayo de 2016, se buscaba que en los terrenos donde se construyeron las casas, fueran habilitadas canchas deportivas, pero esto fue imposible por la falta de apoyo gubernamental.

Activistas que encabezan el proyecto, rechazaron hablar para OEM. El ayuntamiento de Tijuana no ha fijado una postura sobre el futuro de Little Haiti.

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Gama Louidor salió de su país hace ya varios años buscando mejores oportunidades para sí mismo, respaldado por diferentes carreras técnicas, así como una especialidad en radio como locutor, sin embargo, asegura que su mayor fortaleza está en la palabra de Dios.

Explicó que desde que llegó a estas cálidas tierras buscó acercarse al cristianismo, la fe que profesa, y en compañía de otros compatriotas buscó una iglesia en la cual pudiera sentirse cobijados.

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