/ jueves 23 de febrero de 2023

Violencia en Veracruz, desbordada

Este ha sido otro año terrible para Veracruz en materia de inseguridad. Lo sucedido el primero de enero en Poza Rica, con el ataque a bares y cantinas, que dejó como saldo 10 muertos, fue, en cierta forma, el presagio de cómo pintan los meses, los días subsecuentes.

Febrero ha sido funesto. El asesinato del abogado Luis Emilio Fuster Montiel es muestra de cómo la inseguridad cala cada vez más en Veracruz. Fue indignante el manejo que las autoridades estatales de Morena dieron al secuestro y homicidio del abogado, al calificar de exitoso un operativo en el cual perdió la vida la víctima y un elemento policial. Dos tiroteos seguidos, por cierto, en Medellín, a plena luz del día, a causa de este hecho.

Karina Casillas, una estudiante de Nutrición de la Universidad Veracruzana (UV), se convirtió en otra víctima más de feminicidio, en el Puerto de Veracruz, presuntamente a manos de su pareja. Sara Hilda, de 60 años, fue víctima mortal de un robo a casa habitación el pasado domingo 12 de febrero en la capital del estado.

En esa cronología del terror en Veracruz, en San Rafael un conocido taxista fue asesinado; los restos de tres personas desmembradas fueron hallados hace unos días en la capital veracruzana, más asesinatos en diversos municipios del estado.

De acuerdo con las más recientes cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el pasado mes de enero, en todo el país, 68 mujeres fueron asesinadas por razones de género y, de ellas, 7 eran veracruzanas. Una cifra altísima.

Pero siguiendo con esa fuente oficial, tan solo en el primer mes de este año, hubo en nuestro estado un total de 6 mil 874 delitos, de los cuales, 78 fueron homicidios dolosos, un secuestro mil 494 robos, de los cuales 476 fueron de autos y 310 a negocios. Pero la organización Alto al Secuestro tiene documentados cuatro casos en la entidad, lo que nos ubicó como la tercera entidad con mayor incidencia de ese delito.

Con estos números y con estos hechos, la gente se siente temerosa y, con justa razón. Esta misma semana el presidente municipal de Río Blanco, fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) al ser considerado un generador de violencia en la zona centro. El edil del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) fue detenido por los presuntos delitos de posesión ilegal de armas de fuego, contra la salud y posibles nexos con la delincuencia organizada, el mismo que en diciembre pasado participó en la mesa de seguridad organizada por el gobierno estatal para hablar de las estrategias de combate a la delincuencia. De ese tamaño es el problema de la inseguridad en Veracruz.

Por eso, quienes formamos parte del Grupo Legislativo del PRI seguiremos insistiendo en que no hay futuro para Veracruz si no se resuelve el tema de la inseguridad; necesitamos más recursos sí, pero también una estrategia que se aplique pues, de lo contrario, seguiremos inmersos en un frenesí de violencia. Justicia por las víctimas.

@AniluIngram

Coordinadora Grupo Legislativo PRI

Congreso Local


Este ha sido otro año terrible para Veracruz en materia de inseguridad. Lo sucedido el primero de enero en Poza Rica, con el ataque a bares y cantinas, que dejó como saldo 10 muertos, fue, en cierta forma, el presagio de cómo pintan los meses, los días subsecuentes.

Febrero ha sido funesto. El asesinato del abogado Luis Emilio Fuster Montiel es muestra de cómo la inseguridad cala cada vez más en Veracruz. Fue indignante el manejo que las autoridades estatales de Morena dieron al secuestro y homicidio del abogado, al calificar de exitoso un operativo en el cual perdió la vida la víctima y un elemento policial. Dos tiroteos seguidos, por cierto, en Medellín, a plena luz del día, a causa de este hecho.

Karina Casillas, una estudiante de Nutrición de la Universidad Veracruzana (UV), se convirtió en otra víctima más de feminicidio, en el Puerto de Veracruz, presuntamente a manos de su pareja. Sara Hilda, de 60 años, fue víctima mortal de un robo a casa habitación el pasado domingo 12 de febrero en la capital del estado.

En esa cronología del terror en Veracruz, en San Rafael un conocido taxista fue asesinado; los restos de tres personas desmembradas fueron hallados hace unos días en la capital veracruzana, más asesinatos en diversos municipios del estado.

De acuerdo con las más recientes cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, el pasado mes de enero, en todo el país, 68 mujeres fueron asesinadas por razones de género y, de ellas, 7 eran veracruzanas. Una cifra altísima.

Pero siguiendo con esa fuente oficial, tan solo en el primer mes de este año, hubo en nuestro estado un total de 6 mil 874 delitos, de los cuales, 78 fueron homicidios dolosos, un secuestro mil 494 robos, de los cuales 476 fueron de autos y 310 a negocios. Pero la organización Alto al Secuestro tiene documentados cuatro casos en la entidad, lo que nos ubicó como la tercera entidad con mayor incidencia de ese delito.

Con estos números y con estos hechos, la gente se siente temerosa y, con justa razón. Esta misma semana el presidente municipal de Río Blanco, fue detenido por elementos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) al ser considerado un generador de violencia en la zona centro. El edil del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) fue detenido por los presuntos delitos de posesión ilegal de armas de fuego, contra la salud y posibles nexos con la delincuencia organizada, el mismo que en diciembre pasado participó en la mesa de seguridad organizada por el gobierno estatal para hablar de las estrategias de combate a la delincuencia. De ese tamaño es el problema de la inseguridad en Veracruz.

Por eso, quienes formamos parte del Grupo Legislativo del PRI seguiremos insistiendo en que no hay futuro para Veracruz si no se resuelve el tema de la inseguridad; necesitamos más recursos sí, pero también una estrategia que se aplique pues, de lo contrario, seguiremos inmersos en un frenesí de violencia. Justicia por las víctimas.

@AniluIngram

Coordinadora Grupo Legislativo PRI

Congreso Local