Orizaba, Ver.- El domingo 28 de agosto previo al comienzo del ciclo escolar 2022-2023, en parroquias de la Diócesis de Orizaba se bendicen las mochilas y a los niños, adolescentes y jóvenes que llegan a misa para encomendar el nuevo curso escolar.
El vocero diocesano Helkyn Enríquez Báez recordó que, desde hace muchos años, la Diócesis promueve la bendición de mochilas y útiles.
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“Lo que con este signo se quiere enfatizar es la consagración que hacen todos quienes se relacionan con el campo de la educación: estudiantes, padres de familia, educadores y todos los que colaboran en esta tarea, al Espíritu Santo que es la fuente de sabiduría”, resaltó.
Añadió que también hay que pedir a través del Espíritu ayuda para combatir la ignorancia, el prejuicio, las ideologías que han permeado los ambientes. “Ese es el sentido de la bendición de las mochilas, estudiantes, docentes y papás”.
Aparte de que todas las obras de los cristianos deben ser encomendados a Dios porque con el trabajo y el estudio, también se le glorifica.
Los obispos de México, por su parte, en un mensaje dirigido a las comunidades educativas y sus directivos, maestros, padres de familia, estudiantes y sociedad en general, ante el inicio del nuevo ciclo escolar 2022-2023, pidieron responder a lo esencial: “Educar a nuestros niños y jóvenes”.
En el documento mencionaron que son muchos los desafíos que hay en materia educativa a nivel planetario e incluso el Papa Francisco habla de una Catástrofe Educativa Global, y por ello, convoca a articular Pactos Educativos que vuelvan a tejer los lazos esenciales entre directivos, maestros, padres de familia y estudiantes, con el hilo cálido de la solidaridad, el cuidado y la creatividad, en cada comunidad educativa.
Esto no sólo con el fin de responder a los desafíos inmediatos de las instituciones educativas sino también para que a través de su servicio, los seres humanos encuentren caminos nuevos de relación, de cara a la crisis generalizada que se afronta y que se manifiesta en el ámbito político, económico, social, cultural, familiar y ambiental, principalmente.
“Es urgente que, en cada encuentro educativo avivemos con la fe, la esperanza y la caridad, el esfuerzo cotidiano para conseguir un cambio sereno y eficaz, que detenga la ola de una cultura de muerte, abuso, corrupción, ineptitud, así como de un deterioro ambiental y social, presentes en múltiples sectores de nuestro México. Resaltaron que la paz es un don y una tarea. La paz es posible. Educar para construirla es prioritario”, concluyeron.